viernes, 4 de marzo de 2011

DESOLACIÓN AGUDA ENTRE LA ENFERMEDAD


Descuartizada mi alma
yerra sangrante por las oscuras calles
en las que se apagaron los farolitos
de colores de antiguas comparsas,
que enmudecieron de soledad aguda,
enfermedad de que adolece el mal recuerdo.

Bajo la indiferente luz de una luna macilenta
que apenas logra mantenerse colgada
en ese cielo de plástico que me cubre,
mi esencia en cubos, helada, riega el suelo.

Los árboles de cartón,
las flores de papel maché,
las casas de títeres,
se ríen a mi paso
con carcajadas sin dientes
y ojos con rojas lágrimas

Giro y giro,
en un baile en el que busco
encontrarme a mi misma,
acariciar mis contornos
y descubrir si aún estoy viva,
más, solo alcanzo a rasguñar mi sombra,
que me rehuye entre gruñidos
de falso placer de cortesana.

Desando caminos,
Desciendo los últimos acantilados,
lacerando mis manos hasta los huesos,
y me acuesto a esperar
en la playa de los desolados
a que la marea me lleve
al mundo de los muertos.

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