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Goya 2011: Natasha Yarovenko y Carolina Bang, dos actrices y un premio.Foto.
En principio podrían parecer dos mujeres con muchas cosas en común. Altas, rubias, guapas y nominadas. Ambas compiten el próximo fin de semana por el Goya a la mejor actriz revelación, junto a la desconocida Aura Garrido, de “Planes para mañana”, y la adolescente Marina Comas, de “Pan negro”, uno de los títulos que parte como favorito con 14 candidaturas. Pero Natasha Yarovenko, la rusa que se volvía loca por Elena Anaya en “Habitación en Roma”, y Carolina Bang, la trapecista que nada entre dos aguas con los hombres de “Balada triste de trompeta”, no están para competiciones. Ambas actrices están viviendo este momento entre la incredulidad, cada una por motivos diferentes, y la tranquilidad que les da estar en mitad de una carrera por la que apuestan fuerte pero sabiendo que, si no hay Goya, hay carrera por delante. El próximo domingo ambas se verán las caras en el Teatro Real de Madrid, pero antes las hemos citado para que se cuenten cómo llegan a la que es, sin duda, su primera gran noche como actrices dentro de una de las tres categorías protagonizada exclusivamente por mujeres.
Natasha Yarovenko es la que más complicada veía su presencia en esta terna, al ser un personaje interpretado en inglés y su procedencia rusa. Pero en una edición donde los cuatro títulos que optan al Goya a la mejor película están rodadas en castellano (“Balada triste de trompeta”, “También la lluvia”), catalán (“Pan negro”) e inglés (“Enterrado”), evidentemente todo era posible. “Siempre pensé que ser rusa era una desventaja, porque siempre he hecho papeles que iban por ahí aunque no sea la típica rusa con mi pelo castaño y mi rostro. Me he sentido muy afortunada”, cuenta.
Natasha recuerda cómo, tras enlazar la promoción del título de Julio Medem con el rodaje de su próximo estreno, “Capitán Trueno”, se marchó de vacaciones a Thailandia. “Estaba en la playa con mi madre y me llamó un amigo para contarme que me habían nominado. Enseguida empezó a llamar gente, recibí mensajes… Hacía tanto tiempo que se había estrenado la película que, la verdad, no pensaba ya en los premios. Me dieron en Valencia un premio llamado “Un futuro de cine”, me hizo mucha ilusión pero los Goya los veía lejanos, muy lejanos…”
A Yarovenko no le da pudor conseguir un gran premio por su primer trabajo conocido, porque tiene claro que ella no ha aparecido de repente. “Llevo casi siete años en esto, de trabajos pequeños a cada vez más grandes, y siempre en constante aprendizaje. No me siento una recién llegada, la verdad, por eso no creo que me afecte negativamente un premio así”.
Aquel personaje que le ofreció Julio Medem, donde contaba cómo dos mujeres se conocen en un bar y pasan toda una noche de amor y pasión en una habitación de hotel, la mostró desnuda y entregada como nunca antes había hecho. “No había donde esconderse, sobre todo porque soy pudorosa y me costaba, algo que al final me ayudó a mi personaje. No me gusta verme, ni desnuda ni vestida. Como la de la pantalla no soy yo, mi mente no acepta lo que ve. Cuando ruedo confío en el director, nunca me acerco al combo. No ví la película hasta que ya estaba obligada, el día del estreno en el Festival de Málaga. Me llamó Julio varias veces, pero siempre encontraba una excusa”. Para la gala está pensando en lo que nunca se tuvo que molestar durante aquel rodaje: el estilismo. “Decidiré qué me pongo en el último momento sobre cuatro opciones que tengo ya cerradas. No sé si tiraré hacia algo clásico o de lo contrario más bien moderno. No me gustan las compras, cuando viajo es lo último que hago. Pero en este caso me hace ilusión, porque quiero estar a la altura. Lo viviré como una fiesta desde que empiezo a arreglarme, conozco al resto de las chicas nominadas y me cuesta decir la palabra competencia. Será una cuestión de suerte”.
Carolina Bang asentía en la mayor parte de las afirmaciones de Natasha. Es más, están planeando entre foto y foto irse juntas a tomar un café cuando terminé la sesión de fotos. Ella, aunque trabajó todo el rodaje vestida, lo vivió con dureza por otros motivos: carreras sobre escombros con plataformas, ejercicios acrobáticos que le provocaban mareos y vómitos, varios esguinces… “Mereció la pena lo mal que lo pasé. Antonio de la Torre dice que el esfuerzo que te cuesta un proyecto es directamente proporcional a las satisfacciones que te da. Y estoy de acuerdo”, dice.
La nueva musa de Álex de la Iglesia recuerda que estuvo buscando la retransmisión de las nominaciones en directo en televisión porque esperaba ver qué le pasaba a la película, pero justo cuando llegó… acaban de nombrar a Yarovenko. “¿Y quiénes son las otras tres? Automáticamente me llamó Piti, de la oficina de promo de la película, y me lo dijo. Estaba con mi madre, saltamos en el sofá, lloré, reí… fue como un éxtasis de emoción. Sinceramente no lo esperaba, pero todos los actores tienen en la cabeza que te puede pasar”.
Carolina asegura llevar unos meses sobre una nube pero de manera inconsciente, “hasta el punto de estar todavía asimilando los dos premios de la Mostra de Venecia. Todo ha sido rápido, feliz y eufórico pero inconsciente. Y prefiero que así siga, porque no sería capaz de salir de casa”.
La actriz no rehuye las preguntas incómodas, y eso la honra. Porque ser pareja de Álex de la Iglesia siempre hace que unos comenten, otros digan… y ella lo tiene claro. “Creo que la gente puede opinar lo que quiera,sea pareja de Álex o no. Es parte de esta profesión que la gente opine. Yo sólo tengo que demostrar con mi trabajo que puedo estar ahí, pertenecer a la gran familia del cine español”. De la misma forma, cree que la polémica que arrastra el director por la ley Sinde, su dimisión y su presencia en la gala no tiene que traer mayores consecuencias. “Álex llegará contento porque presenta una película que ha dado muchas satisfacciones. No sé si estará relajado, pero espero que no haya influido en las votaciones. Ojalá no se castigue una película por lo que ha pasado. Los académicos son profesionales y, por tanto, espero que objetivos. Confío en ello”, cuenta la actriz, actualmente en cartel también con “La daga de Rasputín”.
Para su gran noche, Hannibal Laguna ha creado un diseño exclusivamente para ella. Se conocieron en un evento y la conexión fue inmediata. “Me encanta su concepto de mujer, y no lo dudé”. Ahora, al igual que Natasha, le gustaría participar en una comedia alocada, donde pasarlo bien y hacerlo pasar igual. Pero las dos no podrán hacerlo con un Goya en casa…
En principio podrían parecer dos mujeres con muchas cosas en común. Altas, rubias, guapas y nominadas. Ambas compiten el próximo fin de semana por el Goya a la mejor actriz revelación, junto a la desconocida Aura Garrido, de “Planes para mañana”, y la adolescente Marina Comas, de “Pan negro”, uno de los títulos que parte como favorito con 14 candidaturas. Pero Natasha Yarovenko, la rusa que se volvía loca por Elena Anaya en “Habitación en Roma”, y Carolina Bang, la trapecista que nada entre dos aguas con los hombres de “Balada triste de trompeta”, no están para competiciones. Ambas actrices están viviendo este momento entre la incredulidad, cada una por motivos diferentes, y la tranquilidad que les da estar en mitad de una carrera por la que apuestan fuerte pero sabiendo que, si no hay Goya, hay carrera por delante. El próximo domingo ambas se verán las caras en el Teatro Real de Madrid, pero antes las hemos citado para que se cuenten cómo llegan a la que es, sin duda, su primera gran noche como actrices dentro de una de las tres categorías protagonizada exclusivamente por mujeres.
Natasha Yarovenko es la que más complicada veía su presencia en esta terna, al ser un personaje interpretado en inglés y su procedencia rusa. Pero en una edición donde los cuatro títulos que optan al Goya a la mejor película están rodadas en castellano (“Balada triste de trompeta”, “También la lluvia”), catalán (“Pan negro”) e inglés (“Enterrado”), evidentemente todo era posible. “Siempre pensé que ser rusa era una desventaja, porque siempre he hecho papeles que iban por ahí aunque no sea la típica rusa con mi pelo castaño y mi rostro. Me he sentido muy afortunada”, cuenta.
Natasha recuerda cómo, tras enlazar la promoción del título de Julio Medem con el rodaje de su próximo estreno, “Capitán Trueno”, se marchó de vacaciones a Thailandia. “Estaba en la playa con mi madre y me llamó un amigo para contarme que me habían nominado. Enseguida empezó a llamar gente, recibí mensajes… Hacía tanto tiempo que se había estrenado la película que, la verdad, no pensaba ya en los premios. Me dieron en Valencia un premio llamado “Un futuro de cine”, me hizo mucha ilusión pero los Goya los veía lejanos, muy lejanos…”
A Yarovenko no le da pudor conseguir un gran premio por su primer trabajo conocido, porque tiene claro que ella no ha aparecido de repente. “Llevo casi siete años en esto, de trabajos pequeños a cada vez más grandes, y siempre en constante aprendizaje. No me siento una recién llegada, la verdad, por eso no creo que me afecte negativamente un premio así”.
Aquel personaje que le ofreció Julio Medem, donde contaba cómo dos mujeres se conocen en un bar y pasan toda una noche de amor y pasión en una habitación de hotel, la mostró desnuda y entregada como nunca antes había hecho. “No había donde esconderse, sobre todo porque soy pudorosa y me costaba, algo que al final me ayudó a mi personaje. No me gusta verme, ni desnuda ni vestida. Como la de la pantalla no soy yo, mi mente no acepta lo que ve. Cuando ruedo confío en el director, nunca me acerco al combo. No ví la película hasta que ya estaba obligada, el día del estreno en el Festival de Málaga. Me llamó Julio varias veces, pero siempre encontraba una excusa”. Para la gala está pensando en lo que nunca se tuvo que molestar durante aquel rodaje: el estilismo. “Decidiré qué me pongo en el último momento sobre cuatro opciones que tengo ya cerradas. No sé si tiraré hacia algo clásico o de lo contrario más bien moderno. No me gustan las compras, cuando viajo es lo último que hago. Pero en este caso me hace ilusión, porque quiero estar a la altura. Lo viviré como una fiesta desde que empiezo a arreglarme, conozco al resto de las chicas nominadas y me cuesta decir la palabra competencia. Será una cuestión de suerte”.
Carolina Bang asentía en la mayor parte de las afirmaciones de Natasha. Es más, están planeando entre foto y foto irse juntas a tomar un café cuando terminé la sesión de fotos. Ella, aunque trabajó todo el rodaje vestida, lo vivió con dureza por otros motivos: carreras sobre escombros con plataformas, ejercicios acrobáticos que le provocaban mareos y vómitos, varios esguinces… “Mereció la pena lo mal que lo pasé. Antonio de la Torre dice que el esfuerzo que te cuesta un proyecto es directamente proporcional a las satisfacciones que te da. Y estoy de acuerdo”, dice.
La nueva musa de Álex de la Iglesia recuerda que estuvo buscando la retransmisión de las nominaciones en directo en televisión porque esperaba ver qué le pasaba a la película, pero justo cuando llegó… acaban de nombrar a Yarovenko. “¿Y quiénes son las otras tres? Automáticamente me llamó Piti, de la oficina de promo de la película, y me lo dijo. Estaba con mi madre, saltamos en el sofá, lloré, reí… fue como un éxtasis de emoción. Sinceramente no lo esperaba, pero todos los actores tienen en la cabeza que te puede pasar”.
Carolina asegura llevar unos meses sobre una nube pero de manera inconsciente, “hasta el punto de estar todavía asimilando los dos premios de la Mostra de Venecia. Todo ha sido rápido, feliz y eufórico pero inconsciente. Y prefiero que así siga, porque no sería capaz de salir de casa”.
La actriz no rehuye las preguntas incómodas, y eso la honra. Porque ser pareja de Álex de la Iglesia siempre hace que unos comenten, otros digan… y ella lo tiene claro. “Creo que la gente puede opinar lo que quiera,sea pareja de Álex o no. Es parte de esta profesión que la gente opine. Yo sólo tengo que demostrar con mi trabajo que puedo estar ahí, pertenecer a la gran familia del cine español”. De la misma forma, cree que la polémica que arrastra el director por la ley Sinde, su dimisión y su presencia en la gala no tiene que traer mayores consecuencias. “Álex llegará contento porque presenta una película que ha dado muchas satisfacciones. No sé si estará relajado, pero espero que no haya influido en las votaciones. Ojalá no se castigue una película por lo que ha pasado. Los académicos son profesionales y, por tanto, espero que objetivos. Confío en ello”, cuenta la actriz, actualmente en cartel también con “La daga de Rasputín”.
Para su gran noche, Hannibal Laguna ha creado un diseño exclusivamente para ella. Se conocieron en un evento y la conexión fue inmediata. “Me encanta su concepto de mujer, y no lo dudé”. Ahora, al igual que Natasha, le gustaría participar en una comedia alocada, donde pasarlo bien y hacerlo pasar igual. Pero las dos no podrán hacerlo con un Goya en casa…
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