viernes, 18 de diciembre de 2009
El ojo de la aguja
A los que hemos tenido una infancia campesina, los adjetivos nos han quedado adheridos casi
siempre no a ideas, sino a objetivos.Por ejemplo, para mì, el adjetivo "grande" lo tengo
unido al eucalipto que quedaba entre el patio de naranjos y el pedacito de terreno en que se
encerraba al caballo de casa.
Era realmente grande.No sè cuànto de alto podrìa tener.
El caballo es un animal bonito y muy deportista por las carreras, pero su vida corre riesgo en la
plaza de toros.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario