viernes, 6 de agosto de 2010

Fernando Fernán Gómez,LOS LADRONES VAN A LA OFICINA.




Fernando Fernández Gómez, conocido artísticamente como Fernando Fernán Gómez (Lima, Perú, 28 de agosto de 1921 – Madrid, 21 de noviembre de 2007), fue un escritor, actor, guionista, director de cine y de teatro español. Fue miembro de la Real Academia Española durante siete años, en la que ocupó el sillón B desde su ingreso (30 de enero de 2000) hasta su fallecimiento. probable, como él mismo escribe en sus memorias,[1] es que naciese en Lima el 28 de agosto de 1921, por más que su partida de nacimiento indique que lo hizo en la capital argentina, Buenos Aires. La razón de esto responde a que su madre, la actriz de teatro Carola Fernán Gómez, estaba de gira por Sudamérica cuando nació en Lima, por lo que su partida de nacimiento fue expedida días más tarde en Argentina, nacionalidad que mantuvo, además de la española, que le fue otorgada en 1984. Hijo extramarital, su padre fue el también actor Luis Fernando Díaz de Mendoza y Guerrero, hijo de María Guerrero, quien impidió el matrimonio entre los padres de Fernando Fernán Gómez.[2]

Tras algún trabajo escolar como actor, estudió Filosofía y Letras en Madrid, pero su verdadera vocación lo condujo al teatro. Durante la Guerra Civil, recibió clases en la Escuela de Actores de la CNT, debutando como profesional en 1938 en la compañía de Laura Pinillos; allí le descubrió Enrique Jardiel Poncela, quien le dio su primera oportunidad al ofrecerle, en 1940, un papel como actor de reparto en su obra Los ladrones somos gente honrada. Tres años más tarde le contrató la productora cinematográfica Cifesa y así irrumpió en el cine con la película Cristina Guzmán, dirigido por Gonzalo Delgrás, y ya al año siguiente le ofrecieron su primer papel protagonista en Empezó en boda, de Raffaello Matarazzo. En efecto, trabajó como actor hasta principios de los cuarenta para dedicarse después al cine, primero como actor (en éxitos como Balarrasa o Botón de ancla) y como director más tarde, sin descuidar su vocación de autor de teatro y director de escena, y escritor y guionista asiduo de la tertulia del Café Gijón.

A partir de 1984 vuelca su cada vez más intensa vocación literaria en la escritura de muy personales artículos en Diario 16 y el suplemento dominical de El País, produciendo además varios volúmenes de ensayos y once novelas, fuertemente autobiográficas unas e históricas otras: El vendedor de naranjas, El viaje a ninguna parte, El mal amor, El mar y el tiempo, El ascensor de los borrachos, La Puerta del Sol, La cruz y el lirio dorado, etcétera. Fue un gran éxito su autobiografía en dos volúmenes, El tiempo amarillo, de la que corren dos ediciones, la segunda algo más ampliada; pero acaso su éxito más clamoroso lo haya obtenido con una pieza teatral prontamente llevada al cine, Las bicicletas son para el verano, sobre sus recuerdos infantiles de la Guerra Civil. Foto de Fernan Gómez y foto de los ladrones van a la oficina.

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