Con esta obra preludia Cela el “realismo social”; según el no es otra cosa que un pálido reflejo de una humilde sombra de la cotidiana, áspera, entrañable y dolorosa realidad. Sin embargo, en ocasiones, se aproxima a una pintura hecha a través de lentes deformantes que el autor se pone para acentuar su amargura y su inconformidad ante lo que le ofrece la realidad; la técnica utilizada en esta obra por Cela es el modelo clásico del contra punto de Huxley, o del estadounidense Dos Pasos.
La situación social que relata la obra corresponde a el Madrid de la posguerra y se enfoca en una sociedad determinada con sus rasgos distintivos, su moral, sus costumbre; los protagonistas no hacen el recorrido completo por el relato, si no que el enjambre de personajes va tomando y dejando apuntes que tejen el que hacer de la vida diaria; abundan los seres sórdidos, despiadados, degenerados o venales, al lado de estos se describen las criaturas desvalidas, apeladas por la vida, a quienes Cela mira con una velada ternura.
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