Perdóname. No volverá a ocurrir. Ahora quisiera meditar recogerme, olvidar: ser hoja del olvido y soledad. Hubiera sido necesario el viento que esparce las escamas del otoño con rumor y color.Hubiera sido necesario el viento. Hablo con hulmidad, con la desilusión, la gratitud de quien vivió la lismona de la vida. Con la tristeza quien busca una pobre verdad en que apoyarse y descansar.La lismona fue hermosa- seres, sueños, sucesos, amor-,don gratuito, porque nada merecí.¡ Y la verdad! ¡ Y la verdad!.Buscada a golpes, en los seres,hiriéndolos e hiriéndome;hurgada en las palabras; cavada en lo profundo de los hechos,- mínimos, gigantescos, que más da: después de todo, nadie sabe qué es lo pequeño y qué lo enorme; grande puede llamarse una cereza (¨hoy se cae solas las cerezas¨,me dijierón un día, y yo se qué fue),pequeño puede ser un monte, el universo y el amor,.Se me había olvidado algo que había sucedido.Algo que yo me arrependía o, tal vez me jactaba. Algo que debío ser de otra manera.Algo que era importante porque pertenecía a mi vida: era mi vida.
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