martes, 16 de noviembre de 2010

AL OTRO LADO DEL CHARCO.


La semana pasada terminó aquí en Cartagena una serie de conferencias que tuve la suerte de organizar, realizadas por 8 de las 12 mujeres colombianas que formaron parte en el año 2005 de la candidatura "1000 mujeres por el premio Nobel de la paz". Poder conocer a estas 8 mujeres, sus historias, su coraje y su valentía ha sido una experiencia muy especial y quisiera desde aquí poder compartirla con todos vosotros, quizás a alguno le interese conocer cómo personas anónimas, sin grandes recursos ni palabras grandilocuentes han cambiado su entorno, sus comunidades, sus propias vidas en un contexto difícil. A mí, sinceramente, me han cambiado la manera de ver la ciudad en la que vivo y el país en el que estoy.

Todas ellas son personas de una excelente calidez humana, amables, alegres y decididas, y, hablando con ellas, casi se me olvidaba la dura situación que están viviendo, amenazadas, han sufrido lo indecible para salir adelante por causa del conflicto armado que aún hoy asola el país (aunque las fuentes oficiales se empeñen en negarlo).

Hilda Liria, por ejemplo, líder indígena que vive en la región cercana a Medellín, nos contaba el otro día que estuvo varios años escondida, asustada, habían matado a parte de su familia y ella seguía amenazada también, obligada a desplazarse del mundo que había conocido, de la selva, de su comunidad. Y siguió asustada hasta que un día vio que su vecina tenía que salir a mendigar con sus hijos para poder comer y algo hizo "click" en su cabeza. Decidió que tenía que hacer algo por sí misma y por la comunidad que la rodea, o si no estaría echando su vida a perder. Y eso hizo. Es toda una líder, las ideas fluyen por su cabeza y todas tienen un mismo sentido: potenciar los procesos que lleven al bienestar de su pueblo y a la paz en el país.

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