lunes, 8 de noviembre de 2010

LA CATEDRAL DEL MAR.


Templo gótico donde se dan el “sí, quiero” cientos de parejas cada año, Santa María de la Mar sufrió décadas de olvido por estar emplazada en una de las zonas más degradadas de Barcelona. Fue erigida en el siglo XIV en el barrio de la Ribera gracias a hombres de origen esclavo que pretendían que superara en belleza a la catedral del barrio gótico que financiaban el rey y la Iglesia. El abogado Ildefonso Falcones relata en su primera novela, “La catedral del mar”, los pormenores y las intrigas de su construcción.

De niño, en las excursiones que hacíamos con el colegio para conocer Barcelona, el profesor nos decía que aquélla era la iglesia de los marineros; recuerdo incluso que nos llegó a decir que la habían construido los mismos marineros. Muchos nos miramos preguntándonos cómo unos simples hombres del mar podían haber llegado a elevar esa construcción; no recuerdo que nadie lo planteara en voz alta, como tantas otras cuestiones que uno se calla por no significarse demasiado. Bastaron unos segundos, alguna broma, para que las dudas desapareciesen y la visita continuara entre risas, empujones, amagos de carreras y constantes llamadas al orden.

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