domingo, 14 de noviembre de 2010

EN LAS AGUAS DEL RÍO NEGRO.


El río Negro es el más caudaloso de los afluentes del Amazonas, lo que equivale a decir que es un cíclope fluvial que atraviesa tres países (Colombia, Venezuela y Brasil) y tiene 2.250 kilómetros de longitud (el Ebro, el más largo de España, se queda en 928 kilómetros). En un territorio como el amazónico donde todas las magnitudes naturales son descomunales no sorprende demasiado que el caudal medio del Negro alcance los 29.000 metros cúbicos por segundo, casi 50 veces más que el del mayor de nuestros ríos. Es verdad que en los últimos tiempos la escasez de lluvias ha provocado que el cauce vaya algo más bajo de lo habitual, pero es tal el volumen de agua que transporta que a nadie se le ocurre pensar que algún día pueda llegar a desaparecer.
A los niños de la foto no parece preocuparles demasiado la sequía que empieza a quitar el sueño a algunos de sus mayores. La felicidad que irradian mientras se dan un chapuzón remite a un universo de sensaciones puras que sólo se pude alcanzar en la infancia. A los chavales, que viven en Santa Isabel de Río Negro, una pequeña ciudad de 18.000 habitantes a 840 kilómetros de Manaos, la capital amazónica por excelencia, les han ido a visitar unos médicos voluntarios que dos veces al año recorren poblaciones de la inmensa cuenca fluvial para intentar mejorar su situación sanitaria. A juzgar por su aspecto, no parece que anden muy necesitados de su ayuda. Ah! El color oscuro que da nombre al río se debe a la descomposición orgánica en sus aguas de ingentes cantidades de vegetación de la selva amazónica.

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