Un fin de semana, ¿es suficiente para conocer Lisboa?… Como todo, depende de la intensidad de la mirada y… ¡la comodidad del calzado!. Pero nosotros ya hemos hecho una declaración de principios desde el momento en que planteamos escapadas de hasta media jornada. En cualquier caso, pasar sólo un fin de semana en Lisboa te deja con la miel en los labios, pero es infinitamente mejor que seguir sin conocer la ciudad. De hecho, debería ser pecado ser español, mayor de 18 años, y no conocer Lisboa. Así es que esta sección está particularmente dedicada a los que aún van a tener la suerte en esta vida de verla por prEsta niebla sobre la ciudad, el río, las gaviotas de otros días, barcos, gente con prisa o con el tiempo todo para perder, esta niebla donde comienza la luz de Lisboa, rosa y limón sobre el Tajo, esta luz de agua, nada más quiero de peldaño en peldaño. E. de Andrade.
Pero vayamos por partes.
Lo que se suele visitar de Lisboa son sus Plazas (la del Comercio, la del Rossio, la plaza da Figueira, Marques de Pombal, Príncipe Real…), sus monumentos (catedral de Lisboa, monasterio de los Jerónimos, Torre de Belem, monumento a los Descubrimientos, castillo de San Jorge,…), sus museos (el Nacional de Carruajes, el Nacional de Arte Antiguo, el Calouste Gulbenkiam, el museo del Azulejo, el Nacional de Arqueología…), sus barrios (Baixa, Chiado, Alfama, Castelo, Barrio Alto, Estrela, Madragoa, Graça,…), sus iglesias (Madrededus, do Carmo, Sé o catedral, Sao Vicente de Fora,…), sus miradores (San Pedro de Alcántara, Castillo, Santa Luzia, Santa Catarina, Cristo Rey,…), rincones sueltos como la Expo (con su magnífico Oceanario), el mercado de la Riviera, Cais do Sodré, algún que otro palacio o sus completísimos centros comerciales… y por supuesto, sus alrededores de playas, sierras y pueblos encantadores. Forma parte, digamos, de la visita oficial, y es todo aquello de lo que habla la guía al uso. Está muy bien, de veras; y da para una semana, aunque se puede hacer un recorrido express de dos días. Quien visita al menos el ochenta por ciento de estos sitios o se patea toda la Lisboa antigua se puede decir que conoce la ciudad.
Pero nosotros, insistimos una vez más, queremos en poramoralisboa ir más allá. Queremos dotar de alma toda esta visita, meternos debajo de las alfombras de la ciudad y SENTIR, no sólo “conocer” o “visitar”. Estudiar con detalle las posibilidades de la foto, más que limitarnos a tirarla. Queremos aprehender la esencia de la ciudad. Porque Lisboa es una de esos pocas ciudades para ser sentidas. Lisboa es un estado de ánimo. Y ya está.
Pero vayamos por partes.
Lo que se suele visitar de Lisboa son sus Plazas (la del Comercio, la del Rossio, la plaza da Figueira, Marques de Pombal, Príncipe Real…), sus monumentos (catedral de Lisboa, monasterio de los Jerónimos, Torre de Belem, monumento a los Descubrimientos, castillo de San Jorge,…), sus museos (el Nacional de Carruajes, el Nacional de Arte Antiguo, el Calouste Gulbenkiam, el museo del Azulejo, el Nacional de Arqueología…), sus barrios (Baixa, Chiado, Alfama, Castelo, Barrio Alto, Estrela, Madragoa, Graça,…), sus iglesias (Madrededus, do Carmo, Sé o catedral, Sao Vicente de Fora,…), sus miradores (San Pedro de Alcántara, Castillo, Santa Luzia, Santa Catarina, Cristo Rey,…), rincones sueltos como la Expo (con su magnífico Oceanario), el mercado de la Riviera, Cais do Sodré, algún que otro palacio o sus completísimos centros comerciales… y por supuesto, sus alrededores de playas, sierras y pueblos encantadores. Forma parte, digamos, de la visita oficial, y es todo aquello de lo que habla la guía al uso. Está muy bien, de veras; y da para una semana, aunque se puede hacer un recorrido express de dos días. Quien visita al menos el ochenta por ciento de estos sitios o se patea toda la Lisboa antigua se puede decir que conoce la ciudad.
Pero nosotros, insistimos una vez más, queremos en poramoralisboa ir más allá. Queremos dotar de alma toda esta visita, meternos debajo de las alfombras de la ciudad y SENTIR, no sólo “conocer” o “visitar”. Estudiar con detalle las posibilidades de la foto, más que limitarnos a tirarla. Queremos aprehender la esencia de la ciudad. Porque Lisboa es una de esos pocas ciudades para ser sentidas. Lisboa es un estado de ánimo. Y ya está.
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