Hola habitantes de mi averno.Foto de una bruja moderna.
Hoy y tras mucho tiempo sin escribir quiero contar la primera parte de una historia que aún no ha tenido final y que se está desarrollando en estos momentos.
Resulta que una pareja de personas afiliadas a la ONCE deciden pasar sus vacaciones en la isla de Fuerteventura y comprobando y mirando en una agencia de viajes por internet deciden contratar un paquete de avión, traslados y estancia en la paradisiaca isla de Fuerteventura en un hotel de una cadena con una fuerte implantación en dicha isla, en régimen de “todo incluido”
Tras dejar pasar algunas semanitas tras la contratación online, se pasan por las oficinas físicas de la agencia, para comprobar que todo está bien y que se avise al establecimiento hotelero de la discapacidad de sus clientes y que serán acompañados por un perro guía de la ONCE.
La amable chica de la agencia les comenta que muy bien, les toma los datos necesarios y termina el papeleo poniéndose en contacto con el mayorista para que informe al hotel de esta situación, el mayorista le comunica a la chica de la agencia, con el manos libres del teléfono activado, que por normas del hotel el perro no puede entrar en el comedor y se deberá de quedar en la habitación o amarrado en la puerta mientras los clientes comen.
Hoy y tras mucho tiempo sin escribir quiero contar la primera parte de una historia que aún no ha tenido final y que se está desarrollando en estos momentos.
Resulta que una pareja de personas afiliadas a la ONCE deciden pasar sus vacaciones en la isla de Fuerteventura y comprobando y mirando en una agencia de viajes por internet deciden contratar un paquete de avión, traslados y estancia en la paradisiaca isla de Fuerteventura en un hotel de una cadena con una fuerte implantación en dicha isla, en régimen de “todo incluido”
Tras dejar pasar algunas semanitas tras la contratación online, se pasan por las oficinas físicas de la agencia, para comprobar que todo está bien y que se avise al establecimiento hotelero de la discapacidad de sus clientes y que serán acompañados por un perro guía de la ONCE.
La amable chica de la agencia les comenta que muy bien, les toma los datos necesarios y termina el papeleo poniéndose en contacto con el mayorista para que informe al hotel de esta situación, el mayorista le comunica a la chica de la agencia, con el manos libres del teléfono activado, que por normas del hotel el perro no puede entrar en el comedor y se deberá de quedar en la habitación o amarrado en la puerta mientras los clientes comen.
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