lunes, 28 de febrero de 2011

Amparo no se reconoce en el espejo.


Un redactor de EL PAÍS que preparaba un reportaje sobre la actriz, fallecida anoche, habló con personas de su entorno en Málaga.

A la hora de la siesta, en una calle repleta de casitas bajas, cuando no se veía un alma por el barrio, se abrió un portón de madera. Un enorme retrato de Amparo Muñoz, fallecida anoche, con la corona y la banda de miss España presidía el vestíbulo. "Yo hablo con ella, esperad un par de horas. No creo que tenga problemas en recibiros, pero primero voy a preguntarle cómo se encuentra", decía su hermano Pedro. La actriz llevaba año y medio recluida en la casa de su madre en Málaga, desde que los médicos le habían diagnosticado la enfermedad, a la que su familia nunca ha querido poner nombre. Ni siquiera ahora que ella ya no está.
Muñoz apenas pisaba en las últimas semanas el tranco de la puerta, salvo cuando iba al hospital Carlos Haya acompañada de alguna de sus hermanas. Pasaba también largas temporadas en el apartamento de su última pareja, en un bloque de pisos situado en el barrio de Palma-Palmilla, uno de los más degradados de la ciudad, asociado constantemente al tráfico de drogas.

Los vecinos se habían acostumbrado a ver caminar por sus calles a la que fue coronada miss Universo en un certamen celebrado en Manila (Filipinas) en julio de 1974. Tanto, que ya nadie se daba la vuelta al reconocerla.
La super miss Amparo Muñoz,foto.
Horas después del primer encuentro, Pedro Muñoz llamaba al teléfono: "Ya he hablado con Amparo. Estaría encantada de hablar con vosotros pero me ha dicho que no quiere que nadie la vea así. Amparo no se reconoce en el espejo. Siempre se ha sido una persona tan hermosa y coqueta que no quiere que se le recuerde como está ahora".

Amparo Muñoz, nacida en el seno de una familia humilde y de trabajadores, llegó a convertirse en la mujer más guapa del universo. Por el camino quedan sus problemas con las drogas, con la justicia, siempre rodeada de un ambiente viciado y destructivo que le acompañó allá donde fue.
Pero al final, como pidió a este periódico, quería ser recordada por sus años de esplendor, tiempo en la que se codeó con importantes personajes del cine y el arte. Exactamente esa es la época que retrata la pintura que cuelga en el hall de la casa sus padres, donde ha muerto esta madrugada a los 56 años de edad.

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