(El ojo del gavilán).
Unos cuantos kilómetros valle abajo el caminante pasará bajo el castillo de Col de Ladrones, la primera fortaleza del camino proyectada por el ingeniero italiano Spanochi al servicio de Felipe II.
Hablar de las fortificaciones militares por la Provincia de Huesca, nos lleva obligados a la Fortaleza de Coll de Ladrones, una edificación que se dedicó a la vigilancia y que tiene unas magnificas vistas a Canfranc y su Valle así como al Rio Aragón, en su peregrinaje de aguas abajo.
Coll de Ladrones, año 1752-1990, procede de Cod de Latros o Cod de Ladrones, nombre que hace honor al monte donde se levantó, fortificación concebida por Felipe II, como también la Ciudadela de Jaca o Castillo de San Pedro de Jaca y continuada con el Castillo de Canfranc y la Torre Espelunca,- donde en 1992 se descubrieron sus restos, de los que había constancia gracias a los planos levantados a mediados del XVIII e incendiada en 1707, lo que le valió ser conocida como Torre Quemada.
Precisamente la batería propuesta para Coll de Ladrones debía ser heredera de la Espelunca. Formaba parte de un plan que incluía las nueva Torres de Ansó, Hecho y Santa Elena al lado de Biescas y que fue aprobado por Fernando VI en abril de 1752,.
Unos cuantos kilómetros valle abajo el caminante pasará bajo el castillo de Col de Ladrones, la primera fortaleza del camino proyectada por el ingeniero italiano Spanochi al servicio de Felipe II.
Hablar de las fortificaciones militares por la Provincia de Huesca, nos lleva obligados a la Fortaleza de Coll de Ladrones, una edificación que se dedicó a la vigilancia y que tiene unas magnificas vistas a Canfranc y su Valle así como al Rio Aragón, en su peregrinaje de aguas abajo.
Coll de Ladrones, año 1752-1990, procede de Cod de Latros o Cod de Ladrones, nombre que hace honor al monte donde se levantó, fortificación concebida por Felipe II, como también la Ciudadela de Jaca o Castillo de San Pedro de Jaca y continuada con el Castillo de Canfranc y la Torre Espelunca,- donde en 1992 se descubrieron sus restos, de los que había constancia gracias a los planos levantados a mediados del XVIII e incendiada en 1707, lo que le valió ser conocida como Torre Quemada.
Precisamente la batería propuesta para Coll de Ladrones debía ser heredera de la Espelunca. Formaba parte de un plan que incluía las nueva Torres de Ansó, Hecho y Santa Elena al lado de Biescas y que fue aprobado por Fernando VI en abril de 1752,.
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