martes, 15 de febrero de 2011

MONTAÑISMO- Dos formas de acariciar el cielo.


El alpinista Diego Hernández, que ascendió el ochomil Broad Peak; y el escalador Juan José Cano, quien ha necesitado cinco días para subir el muro del Capitán de Yosemite, relatan sus experiencias.
Diego Hernández comenzó a ascender montañas en escapadas a las serranías cercanas a su Hervás natal. De ahí, a escalar el Broad Peak e intentar el Gasherbrum II -ambos ochomiles.
-¿Cómo se prepara una ascensión así?
-Entrenarse para un ochomil es una cosa prácticamente imposible, porque en Extremadura no hay nada parecido para prepararse a la falta de oxígeno. En cuanto a la logística, se necesitan muchos meses de antelación. Te preparas durante mucho tiempo para una ascensión y descenso que duran días.
-¿De qué manera sufre el cuerpo conforme se sube?
-Hasta el primer campo base, a 4.000 o 5.000 kilómetros, el cuerpo, generalmente, no sufre. Los problemas empiezan a los 6.000 metros. Cansancio, carencia de oxígeno. Coges aire, pero llega tan lentamente que pareces no avanzar. Además no tienes ganas de comer ni beber. El desgaste es constante y pierdes musculatura. De media, tras el ascenso y el descenso se pierden 10 kilos.
-¿El montañismo de hoy día es seguro?
-A nosotros el material nos parece super seguro, pero una persona que no ha ascendido un ochomil nunca, probablemente te diría que así no sube ni loco.
-¿Es tan fácil perder la vida como parece?
-A partir de los 7.000 metros de altura, si cometes un error estás muerto. Ni los helicópteros pueden subir ni tus compañeros son capaces de bajarte ante esas condiciones de escasez de oxígeno.
-¿Qué comen en esos días de ascenso y descenso?
-Los extremeños lo tenemos claro. Hay que comer jamón ibérico y buenos quesos de la tierra. Es cierto que en el resto del mundo toman barritas energéticas y esas cosas, pero nosotros creemos que ya que cuesta comer, lo más adecuado es degustar lo mejor.
Diego Hernández con la extremeña en el Broad Peak,foto.

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