sábado, 9 de octubre de 2010

El blues de lo que pasa en mi escalera


El más capullo de mi clase
llegó hasta el Parlamento
y, a sus cuarenta y tantos años,
un escaño
decora, con su terno azul
de diputado del gobierno.
Da fe de que ha triunfado
su tripa, que ha engordado
desde el día
que un ujier le llamó "su señoría"
y cambió a su mujer por una arpía
de pechos operados.matarile,
y a la cola del paro
por no haber pasado por el aro.
Vencido, calvo y tieso
se quedó en los huesos
aquel día
que pilló a su mujer en plena orgía
con el miembro del miembro (¡que ironía!)
más tonto del Congreso.
Y sin dejar de ser el mismo sabio
que, para hacer poesía,
sólo tenía que mover los labios.
Y yo que no soy más
listo ni tonto que cualquiera,
a mis cuarenta y pocos tacos,

Y sin dejar de ser el mismo bruto aquel
que no sabía
ni dibujar la "o" con un canuto.
El superclase de mi clase (¡que pardillo!)
se pudre en el banquillo
y, a sus cuarenta y cinco abriles.Foto de una escalera que podemos conocer al mundo y al cielo.

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