
El frió es como un corazón que traviesa mis huesos entre cuchillos dentro para saber decir adiós a los pinos o a las montañas bonitas del cielo. Los pasos son como una música cantada para los pájaros con destinos hacia París. La calor me llego a contar la llegada del mundo diferente de saber que nuestra ternura es ver a los pinos y montañas amadas sobre la nieve imaginada. Mis sueños dormidos son amapolas escritas para encontrar tesoros regalados al amor perdido en el tiempo. Aquí estoy mirando a la foto con pinos, una montaña blanca una belleza de paisaje bonito que nuestros ojos saben valorar en la naturaleza y también hay una inmensa nieve blanca.
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