Ayer él le cantó el pasodoble Valencia al pie de la Torre Eiffel, ella le devolvió un cuplé... el ven y ven. Y sin mediar palabra ambos se sorprendieron mucho cuando se vieron juntos y desayunando de buena mañana. Los viejos de la calle me hace saber donde estarás con el corazón roto por una bendita memoria que paso sin darnos todo nuestro tiempo a conocernos, y recorrer grandes caminos. Llámame pero no preguntes quien soy, para estar a tu lado entre mentiras bonitas realizas mientras tus ojos me dice que pertenezco a tus brazos caídos. Al fumar el último cigarro me hace el único daño dejado atrás en correr buscado nuestra bendita memoria perdida por las de Valencia. La carretera no es mi amiga pero seguiré buscándote en cada lugar de esta bendita memoria fugaz del momento.
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