Del incesante océano, de la turba, una gota se me acercó suavemente, Murmurando: Te amo, pronto habré muerto, larga es la distancia que he recorrido sólo para mirarte y para tocarte, Porque no podía morir sin haberte visto, Porque sentí el temor de perderte. Ahora nos hemos encontrado, nos hemos visto, estamos salvados, Vuelve en paz al océano, amor mío, Yo también formo parte del océano, no somos tan distintos, ¡Mira que perfecta es la gran esfera, la cohesión de todas las cosas! Pero a los dos nos va a separar el mar irresistible, Esta hora nos ha de separar, pero no eternamente; No te impacientes -aguarda un instante- mira, saludo al viento, al océano y a la tierra, Cada día, al atardecer, te mando mi amor.
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