viernes, 11 de marzo de 2011

Mejor Torrente imposible,CINE La película de la semana


Tiempo atrás, en un pueblo de Toledo, hablamos de los años 30 y 40, la chavalería -la de hambre, posguerra y tazón de loza- era capaz de admitir sin rechistar cada improbable heroicidad del vaquero Ken Mainard secundado por su caballo Tarzán. Igual daba que saltara abismos, aniquilara tribus enteras de sioux con un solo disparo o enamorara incautas sin mover una pestaña. Sin embargo, lo que la muchachada no aceptaba bajo ninguna de las circunstancias es que dejara solo y sin atar al jamelgo a la puerta del 'saloon'. De sobra sabían ellos que si no se ata la mula (por extensión el caballo), se escapa. Y, claro, para que quedara claro su disconformidad, gritaban.

Y lo hacían a voz en cuello. La anécdota es tan ruidosa como perfectamente real.

Hablamos, para los despistados, de cine, de cuando el cine era mudo y, pese a ello, completamente ensordecedor. En ocasiones, así sigue siendo. El cine, una parte de él, siempre ha sido esto. Acudir a ver determinadas películas es antes que nada un ritual; una especie de comunión pública para celebrar la sensación pública de público reconocimiento. Es el grito del clan, de la raza. Dice Santiago Segura, pues de él hablamos, que no hay nada lejanamente parecido a la experiencia de reírse en un cine rodeado de 500 personas que se ríen de lo mismo. Sabe de lo que habla.

En la segunda y la tercera entrega, se notaban demasiado los costurones. Este 'Torrente', en cambio, viene bien pulido.Y así es 'Torrente 4'. Para abreviar, antes que una película, la nueva entrega de la saga es un rito, una liturgia profana y, claro está, ensordecedora. Y gozosa cabría añadir. Desde que allá en 1998 Santiago Segura inventara esa versión sucia y carpetovetónica del
inspector Clouseau, cada una de las entregas se ha esforzado en la perfecta construcción de un mito. Con todo lo que ello significa. Cada gramo de su pringosa fisonomía es, antes que nada, una invitación al reconocimiento colectivo. La estrategia no es otra, en definitiva, que convocar a los espíritus de la tribu para que, en efecto, se desfoguen. Los estudiantes de primero de Sociología lo llaman catarsis.
Un fotograma d ela cuarta entrega de 'Torrente'.Foto.

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