Entre océanos de sol veo a una niña que lleva las peras de su corazón al amor imaginado o soñado entre aventuras escapadas por el mismo hogar que vivió sin tener nada cambio. En la historia universal no encuentro a nadie que me regale sus peras caídas entre corazones llorando en las calles de la ciudad pidiendo otra manera de vivir con una familia que los quiera. Amores sobre una barra de un bar me hace ver que lo pensado es dibujar o ver las peras tan ricas como besos enamorados entre parejas contentas por la paz en el mundo entero. En los mercados veo una gran cantidad de peras tan buenas que al comerlas la mente se me dispara con fuerza dorada que empieza a saltar como los caballos corriendo de un lugar a otro buscado la soledad del campo. Entre dos tierras me marcho para decir adiós a la niña de las peras.
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