El eterno castillo son como héroes trayendo los melocotones de un amor que perdió el valor de escapar entre mares de leyenda. Los sueños del destino me hace sentir perdonado en recuperar su gran sabor comido como los besos dados con cariño a la chica que estuve enamorada en las noches del pasado. El castigo es llorar de tristeza sin tener nada a cambio en regalar al rico helado llamado el melocotón del verano que lucha contra el calor de mi corazón. La realidad en el cielo no hace escuchar tormentas buscado lindos tesoros pintado melocotones volados sobre manos mojadas del camino andado hace días del paseo. Solo en la memoria hago creer en los horizontes cantados cerca del mar escritos con amor a los poetas enamorados de esta fruta tan maravillosa para el cuerpo humano. Seré su gran amigo de escuchar la necesidad de cambiar el pensamiento lanzado sobre historias inventas detrás del melocotón comido aquella tarde.
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