domingo, 8 de mayo de 2011

LA BALSA O LA VIDA.



Era la sexta vez que lo intentaban. En la balsa de la fotografía, armada con maderas y cámaras de neumático que mantenían hinchadas con una botella de buceo, dos hermanos, una mujer y su hijo, todos cubanos, trataban de alcanzar las playas de Estados Unidos. Fueron detenidos a escasas doce millas de Cayo Hueso (el Kay West de las películas), en los arrecifes de Florida, y tras haber navegado 78 millas (unos 130 kilómetros) en una semana de zozobra a bordo de este navío de fortuna. «Un buen samaritano nos avisó y fuimos a rescatarlos. Estaban bastante saludables», declaró a V Juan Andrés Muñoz- Torres, del Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos.
En construir la balsa (en inventar, que dirían los cubanos) invirtieron semanas de trabajo clandestino y 275 euros. El ingenio disponía de un par de remos y de una vela de lona militar, a la que los fugitivos habían dotado de escotas, unos cabos para orientarla al viento. «El mar está tranquilo desde Semana Santa a finales de agosto, si no contamos con los huracanes. Aprovechan esta época para tratar de llegar aquí», apunta Muñoz- Torres. Como sea. En julio de 2010, los guardacostas localizaron a un hombre que había pasado 25 días a bordo de una embarcación hecha con bloques de poliestireno. «Muchos de los que salen nunca llegan a su destino. Nos llaman sus familias en Florida, que los esperan en vano». Los cubanos tratan de ganar la costa. Saben que, si ponen el pie en la playa, recibirán asilo. Pero si los cazan en la mar, los devolverán a casa. La balsa o la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario