Un viejo sabio andaba a camello hacia Medina. En el camino vio un pequeño rebaño de
camellos, a su lado estaban tres jóvenes con caras muy tristes.
"¿Amigos, qué les ha pasado?" preguntó el viejo y el mayor de los tres contestó: "Se murió
nuestro padre."
"¡Que pena me da! ¿Pero seguramente qué él les habrá dejado algo?"
"Sí" contestó el joven, "estos mismos diecisiete camellos. Ellos son todo lo que nuestro padre
tenía."
"¡Pues tienen que estar contentos! ¿Porqué entonces se sienten tan agobiados?"
El hermano mayor respondió: "Es que tenemos un problema. - La última voluntad de nuestro
padre era que yo reciba la mitad de su propiedad, mi segundo hermano una tercera parte y el
más joven una novena parte. Ya hemos hecho todo lo posible para repartir los camellos, pero
no se puede."
"¿Y eso es todo lo que les preocupa, mis amigos?" preguntó el viejo sabio. "Pues, tomen un
momento mi camello y miren lo que pasa."
De los 18 camellos el hermano mayor recibió entonces la mitad, es decir nueve camellos; asi
quedaron nueve. El segundo hermano recibió una tercera parte de los 18 camellos, es decir 6,
lo que los dejó con tres. Como el más joven de los hermanos tenía que recibir una novena
parte de los camellos, es decir dos, quedó al final uno sólo. Era el camello del viejo sabio.
El volvió a montarlo y siguió su camino despidiéndose con una sonrisa de los hermanos, ahora
por cierto muy contentos.
camellos, a su lado estaban tres jóvenes con caras muy tristes.
"¿Amigos, qué les ha pasado?" preguntó el viejo y el mayor de los tres contestó: "Se murió
nuestro padre."
"¡Que pena me da! ¿Pero seguramente qué él les habrá dejado algo?"
"Sí" contestó el joven, "estos mismos diecisiete camellos. Ellos son todo lo que nuestro padre
tenía."
"¡Pues tienen que estar contentos! ¿Porqué entonces se sienten tan agobiados?"
El hermano mayor respondió: "Es que tenemos un problema. - La última voluntad de nuestro
padre era que yo reciba la mitad de su propiedad, mi segundo hermano una tercera parte y el
más joven una novena parte. Ya hemos hecho todo lo posible para repartir los camellos, pero
no se puede."
"¿Y eso es todo lo que les preocupa, mis amigos?" preguntó el viejo sabio. "Pues, tomen un
momento mi camello y miren lo que pasa."
De los 18 camellos el hermano mayor recibió entonces la mitad, es decir nueve camellos; asi
quedaron nueve. El segundo hermano recibió una tercera parte de los 18 camellos, es decir 6,
lo que los dejó con tres. Como el más joven de los hermanos tenía que recibir una novena
parte de los camellos, es decir dos, quedó al final uno sólo. Era el camello del viejo sabio.
El volvió a montarlo y siguió su camino despidiéndose con una sonrisa de los hermanos, ahora
por cierto muy contentos.
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