domingo, 19 de diciembre de 2010

LA SOLEDAD DEL CORREDOR ODRIOZOLA.


Tan inflexible como impulsivo, íntimo de Rubalcaba y Lissavetzky, el presidente del atletismo español vive sus horas más amargas.

Tiene 30 maratones en las piernas. Pero seguro que José María Odriozola Lino ,foto, (Pontevedra, 1939) no lo ha pasado nunca tan mal como esta semana, cuando el escándalo de la 'Operación Galgo' le estalló en la cara salpicando de sospechas los éxitos recientes del atletismo español. Marta Domínguez, la atleta más laureada de España y «una hija» para Odriozola, que la nombró vicepresidenta, ha sido imputada por la jueza. «Con Marta he pecado de cariño. Espero que me llame y me pida disculpas», protesta Odriozola, quien afirma sentirse «engañado» por la trama descubierta.
Lo primero que llama la atención en este hombre es su doble cargo. Presidente y seleccionador nacional. Es como si Miguel Ángel Villar hiciera las alineaciones de 'la Roja' y decidiera la conveniencia o no de convocar a Iniesta o a Raúl. Un caso único, que sólo se explica por el pasado como atleta de Odriozola, por su amplio conocimiento de los clubes, de los deportistas y de sus métodos, y por su afán de control de todos los resortes de la Federación. «'Odrio' no tolera la ineficacia y no admite la mentira. En eso es inflexible. A veces le pierden las formas porque es superimpulsivo. Es muy capaz, por algo es catedrático de Bioquímica, y por eso exige tanto de los demás», confía uno de sus colaboradores más próximos. Lo de Odriozola, dice.

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