jueves, 16 de diciembre de 2010

LA LEYENDA DE NOSOTROS.


En un tiempo atrás, me ocurrió una historia, que por desgracia, hoy os tengo que contar, y en verdad les digo que jamás pasé tanto miedo como aquel día. Todo empezó cuando por culpa del orgullo inocente que arrastrado por una simple y estúpida apuesta que suponía visitar Carlos y yo una noche el cementerio , esto no parece nada importante, el asunto está que ese cementerio no es como otro cualquiera, este es un tanto especial ya que llevaba abandonado hacia bastantes años, además se comentaban un sinfín de leyendas que algunas verdaderamente hacen llorar de risa por tan semejantes disparates, pero por lo contrario hay otras historias que hacen que un hilo de frío recorra todo el cuerpo acuchillando hasta las entrañas haciendo que el vello se erice intentando salir de nuestra piel, historias de miedo.... que digo miedo, de terror.... que hace que un nudo en la garganta nos impida balbucear las escasas palabras de sorpresa y es cuando en nuestro rostro se refleja el pánico y el miedo que todos llevamos dentro. Pero a Carlos y a mi siempre nos parecían papanatas que decían las gentes del lugar. Hasta que una noche y en concreto tres noches antes del día señalado caminando por un desolado paraje cercano al perdido cementerio, preparando nuestra incursión por el lugar exacto y manera de hacerlo, nos encontramos a un personaje digno de ver, parecía que había salido de una de esas fábulas de miedo de esas de tantas que se contaban. Vestía con andrajosos trapos que cubrían por completo todo su cuerpo incluso su rostro no se definía muy bien , de lo poco que no cubría esa mugrienta y olorosa capa, surgía como por arte de magia unos ojos negros, pequeños y hundidos que con mirada agresiva y amenazadora nos observaba lentamente de arriba y abajo, yo mientras tanto con cara extraña, miraba de reojo a Carlos, estaba serio, pero sus labios estaban fuertemente apretados uno contra otro y un ligero temblor recorría toda su boca, estaba a punto de reventar de risa, le pedí a Dios que no lo hiciera porque yo si que es verdad que tampoco podría aguantar mas. Hasta que al fin el enigmático hombre con voz tosca susurro.... “ En la miseria de la muerte se encuentra la grandeza de la vida ..

No hay comentarios:

Publicar un comentario