viernes, 10 de diciembre de 2010

ANGELES,


Me brindas tu caricia de luz,
tu caricia de amor,
tu caricia sincera,
tu caricia
que me viene de la mano abierta
del cielo estrellado,
de ese manto que arropa al mundo
con tanto cariño
que envuelve nuestros sueños
con una estela de destellos de paz,
mientras las estrellas abren los ojos
a nuestras ilusiones,
que se mecen plácidamente
en el vaivén de nuestra respiración acompasada,
y caminan lentamente en la noche,
como aletargadas
para despertarse y cobrar vida
al alba
e irradiar en nuestro horizonte,
en nuestra mirada,
en el nuevo día,
animadas por la fuerza y el impulso de nuestro corazón
y la fe
en el camino
que los ángeles abren ante nosotros.
Todo lo envuelves en un halo de fantasía e ilusión, condimentos imprescindibles para una vida plena de felicidad.
Nunca veo una palabra negativa, todo es pureza para ti.
Conviene que no nos dejemos llevar excesivamente en un mundo irreal, pero crear un ambiente placido donde impere la paz, la vida placentera, eso es vivir en armonía, es ser feliz.
Gracias por las cargas positivas que me inyectas.

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