Cuando Verónica se levanto esa mañana Carmen ya no estaba. Se había evaporado. Miro por toda la casa buscando algún rastro suyo, pero durante el sueño se lo había llevado todo, sus ojos, su piel, su olor, sus caras cuando estaba de buenas y sus caras cuando estaba de malas. Ni una nota, ni una palabra, ni una carta. Se miro al espejo e intento buscarla en el reflejo como hacia cada dia desde que tenia ocho años. No entendia porque el resto de la gente que conocía no tenia amigos invisibles. Porque Carmen era su amiga invisible desde los ocho años, Carmen era la que la acompañaba a todas horas. Fue Carmen quien a los quince años le hizo darse cuenta de que nunca se fijaba en los chicos y que la mayoría de las chicas le parecían un poco creídas, menos sus cuatro amigas de carne y hueso incondicionales. Estas en cambio le parecían las mas guapas, inteligentes, estupendas y divertidas del mundo.
Y una noche durante una fiesta de pijamas cuando su amiga Alejandra le dijo - Si fueras un chico, serias el chico perfecto y me casaría contigo.- Carmen le susurro al oído de que no tenia porque ser un chico, que siendo una chica bien no podría ser un novio perfecto, pero si una novia perfecta. Por eso Verónica se aventuro a comentarles a sus amigas que porque si no te gustaba ningún hombre y querías vivir con tu mejor amiga, que podría estar muy bien. No lo había terminado de decir cuando sus tres amigas estallaron en una carcajada y Alejandra la miro y le dijo muy seria:
Carmen no quiso saber mas, no necesitaba mas palabras, los ojos de Verónica lo decían todo. Por eso le escribió una carta muy larga en su espalda, llena de dibujos, de palabras… Pero Verónica, estaba lejos y no se dio cuenta, se durmió profundamente pensando en los ojos negros de esa mujer que se había cruzado con ella en el ascensor del trabajo.
Y una noche durante una fiesta de pijamas cuando su amiga Alejandra le dijo - Si fueras un chico, serias el chico perfecto y me casaría contigo.- Carmen le susurro al oído de que no tenia porque ser un chico, que siendo una chica bien no podría ser un novio perfecto, pero si una novia perfecta. Por eso Verónica se aventuro a comentarles a sus amigas que porque si no te gustaba ningún hombre y querías vivir con tu mejor amiga, que podría estar muy bien. No lo había terminado de decir cuando sus tres amigas estallaron en una carcajada y Alejandra la miro y le dijo muy seria:
Carmen no quiso saber mas, no necesitaba mas palabras, los ojos de Verónica lo decían todo. Por eso le escribió una carta muy larga en su espalda, llena de dibujos, de palabras… Pero Verónica, estaba lejos y no se dio cuenta, se durmió profundamente pensando en los ojos negros de esa mujer que se había cruzado con ella en el ascensor del trabajo.
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