viernes, 28 de enero de 2011

Cae Desjoyeaux ,3 PARTE.


La otra gran noticia ha sido la retirada, cuando navegaba segundo, del Foncia, el velero de Desjoyeaux y Gabart. El barco, con un rizo en la mayor y solent, andaba con vientos de 25-30 nudos por la aleta. Hacía puntas de 20 nudos en un mar poco agitado cuando rompió su mástil. «Los trozos rotos cuelgan a 24 metros de altura», se dolía el marino bretón, doble ganador de la Vendée Globe. Esta era su última regata en monocascos, antes de pasarse a los catamares de 21 metros de eslora. Es la primera vez que Desjoyeaux rompe un palo.
El día 14, el Foncia recaló en Recife (Brasil) para sustituir una pieza de proa, una especie de parachoques de fibra y espuma que evita mayores daños al casco, roto en una colisión. Su retorno a la regata apenas ha durado diez días más.
La rotura del palo del Foncia ha sembrado de dudas al Mapfre, el velero de Iker Martínez y Xabi Fernández, medallistas olímpicos y campeones del mundo en 49ers. Su mástil ha sido fundido en el mismo molde que el del Foncia. Los vascos están haciendo la regata de su vida y ocupan la segunda posición, con velocidades medias de 17 nudos. «Llegar aquí es como pasar una frontera. El barco avanza rápido y ya se nota que estamos en el Sur: todo es gris, el cielo tiene cara de pocos amigos y nosotros estamos a bordo con un ojo mirando hacia atrás para intentar que no nos pille el toro... Es una locura pensar que tenemos para un mes así, pero esperamos que no se haga demasiado duro...», razonaba Iker Martínez.
No obstante, planean ralentizar unas horas su marcha para poder trepar al palo y examinar su estado. Su barco, el antiguo PRB con el que Desjoyeaux (su maestro particular durante un mes) ganó la Vendée Globe de 2009 y su dureza está contrastada. Su mástil ha sido reforzado.
Los que no van a tener más remedio que detenerse en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) son los asturianos Juan Merediz y Fran Palacio: una fuga en el sistema de su orza pivotante les ha condenado a no poder mover de banda a banda el gigantesco contrapeso de su bulbo. Con vientos duros en la aproximación al Cabo de Buena Esperanza (The Cape, 'el cabo' para los ingleses en contraposición a The Horn, 'el cuerno', nuestro Cabo de Hornos), la navegación a bordo del Central Lechera Asturiana se convierte en todo un desafío. «Una de las frases que tenemos escritas en la cabina es: 'Si te caes siete veces, levántate ocho'. Pero qué rabia da. A veces pienso que nos caemos de nuevo antes de volver a levantarnos», ha anotado, rabioso, en su diario de a bordo Juan Merediz. El parte de daños se cierra.
con Kito de Pavant que navega con dos costillas fisuradas, tras caerse en el sollado de velas. .. y esto no ha hecho más que empezar.

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