lunes, 17 de enero de 2011

EL SEGUNDO DE LA GINETA.


Últimamente no sabía cómo ver la realidad. Intentar comprender el por qué de tanta tristeza y desesperación en el mundo, o el por qué cada segundo vivido podía llegar a ser tan especial. Si dar gracias por haber nacido, o lamentarse de ello.
Cerró los ojos durante ese período insignificante de tiempo, y se dejó llevar. Los pensamientos vinieron a él como un torrente de ideas.
En ese segundo en el que todo le pareció paralizado, miles de cosas ocurrían en todas partes. Idas y venidas a la vida. Llantos, lágrimas y sonrisas. Odio y amor. Desesperación y esperanza. Pudo verlo todo como protagonista. Sentir el dolor y la alegría.
Cuando volvió a abrir los ojos, justo un segundo después de haberlos cerrado, empezó a comprender. Lamentarse de nada servía. Debía vivir feliz apreciando lo que tenía. O al menos, intentarlo.
Un segundo después, una lágrima resbaló por su mejilla.
Nunca supo a qué fue debida.
Foto de la gineta un animal cazador de ratones, palomos, etc.

La gineta, jineta o gato almizclero (Genetta genetta) es una especie de mamífero carnívoro de la familia de los vivérridos, una de las dos que se consideraban antes de esta familia y se pueden encontrar actualmente en Europa; la otra es la mangosta llamada meloncillo, que hoy en día se adscribe a la familia Herpestidae.

La gineta está presente en la Península Ibérica, las Islas Baleares y Francia, y parece expandirse actualmente hacia el norte y el este del continente. También se puede encontrar en Oriente Medio y en buena parte del continente africano, con la excepción principal de las zonas desérticas. Se cree que su presencia en Europa es reciente y que fue introducida por el hombre de forma tal vez involuntaria, como mascota que se asilvestró o simple polizón en alguno de los barcos que siempre han cruzado el Estrecho de Gibraltar.

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