domingo, 30 de enero de 2011

LA NARANJA MECÁNICA.1 PARTE.


Se llama GTA Spano y su tarjeta de presentación está repleta de cifras hiperbólicas: 780 caballos de potencia, 355 kilómetros por hora de velocidad máxima y 700.000 euros de precio. Es un biplaza de líneas afiladas que se fabrica de forma artesanal en Valencia y que aspira a hacerse un hueco en el mercado de los superdeportivos, un microcosmos donde reinan los coches de producciones muy limitadas y diseños heredados de la alta competición, que sólo están al alcance de un selecto grupo de aficionados, todos ellos obviamente multimillonarios. «Nuestro objetivo es consolidarnos como marca de prestigio en un segmento muy competido, pero que está teniendo un crecimiento espectacular gracias al tirón de las economías emergentes», países de emires donde se habla en petrodólares, explica Domingo Ochoa, patrón de GTA Motor, la empresa que fabrica el GTA Spano.
Puede que con la que está cayendo en España y en buena parte de Europa resulte poco oportuno, incluso obsceno, hablar de coches que cuestan casi un millón de euros, pero Ochoa insiste en que se trata de productos que tienen una excelente salida en otros mercados. «Marcas como Pagani o Koenigsegg tienen toda su producción vendida y están haciendo planes para ampliarla a la vista de que cada año hay mayor demanda». El propio Ochoa asegura que ha recibido ofertas para vender la totalidad de su producción en terceros países. «Las hemos rechazado porque no buscamos dar un pelotazo, sino consolidarnos como marca de prestigio dentro de un proyecto empresarial a largo plazo». La italiana Pagani y la sueca Koenigsegg son precisamente dos de las firmas que dictan la pauta por la que quiere transitar la empresa valenciana. Se trata de marcas artesanales surgidas en los noventa que han adquirido un enorme prestigio gracias a la calidad y al carácter exclusivo de sus coches, superdeportivos de ensueño que son fabricados con cuentagotas (los suecos sólo hacen dos coches al mes).
La producción limitada es una estrategia comercial que se ha revelado un éxito en el sector. La lista de espera para un Pagani Zonda, un coche que cuesta en torno a 1,5 millones de euros, supera ya los tres años. El carácter minoritario otorga un atractivo añadido a un conductor que busca sobre todo exclusividad. «Las personas interesadas en estos coches -aclara Ochoa- no buscan ni Ferraris, ni Porsches, ni Lamborghinis, probablemente porque tienen una colección de ellos en sus garajes; lo que quieren es un coche que además de comportarse extraordinariamente bien sea singular o, mejor aún, exclusivo». Atendiendo a ese parámetro, la empresa valenciana tiene previsto fabricar únicamente 99 unidades del GTA Spano. El empresario se apresura a aclarar que «eso no significa que cuando estén hechos vayamos a echar la persiana, sino que a partir de entonces nos centraremos en una evolución del modelo o en una variante sin techo».
El valenciano Domingo Ochoa posa junto a una de las unidades del GTA Spano fabricadas para la homologación. EL COCHE TIENE LA CONFIGURACIÓN CLÁSICA ENTRE LOS SUPERDEPORTIVOS, CON MOTOR CENTRAL Y TRACCIÓN TRASERA.Foto.

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