martes, 25 de enero de 2011

TUS OJOS ENTRE CEREZAS.


TÍTULO: TUS OJOS ENTRE CEREZAS.
Rojas las cerezas,
rojo el claustro iluminado
de vidas limpias. Claridad.

¿El sol, cántico de fuego?

Rojas las cerezas?
todo luz, todo mar
todo claustro.

Cireres

a Octavio Paz
en seu aniversario

Vermelles les cireres,
vermell el claustre illuminat
de vides netes. Claredat.

El sol, cántic de foc?

Vermelles les cireres?
tot llum, tot mar
tot claustre
TÍTULO . MAÑANA BIENAVENTURADA.

Dios está al alcance de la mano ahora,
como está esa rama de cerezas.
Yo pronuncio Dios
con la misma sencillez y el mismo afecto,
natural y bueno, con que digo padre,
recordando al padre mío que plantó,
hace ya cuarenta inviernos,
el cerezo en el rincón del huerto.
Dios respiro y huele
a poleo y a romero.
¿Son palabras de Dios esos pájaros
que gorjean en la olmeda amor?
Oigo en ellos su mensaje paternal.
Oigo como quien oyera una fragancia...

A vaharadas viene Dios a mí.
Viene a olas como un piélago de amor.
Nado en él, braceo, me zambullo.
Y, de pronto, me sorprendo
con el gajo de cerezas en la mano;
y a comer empiezo pulpas agridulces.
Sabe a Dios también esta mañana,
como cesta de cerezas.
Todo es Dios, a la redonda,
tras haberlo comulgado.

TÍTULO. LAS CEREZAS.

Con tus manos morenas y afiladas
en el jardín estás jugando ahora
-siempre la misma, loca y reidora-
con alegres cerezas encarnadas.

Parecen en tus manos enjoyadas
un aderezo nuevo de rubíes.
Juegas con las cerezas y sonríes
viéndolas en tus dedos enredadas.

La más redonda, fresca y roja muerde
tu diente blanco, y al gustar la verde
carne que no está dulce todavía,

la tiras por el aire sonriendo
mientras yo me pregunto: ¿no estaría
mi ensangrentado corazón mordiendo?

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