domingo, 23 de enero de 2011

TRABAJO Y HOGAR. 3 PARTE.


En definitiva, una 'rara avis' que peleará duro en un país donde el número de hijos condiciona la actitud ante el 'igualitarismo' entre sexos. De acuerdo con el estudio 'Matrimonios y parejas jóvenes. España 2009', el 23% de las parejas con tres vástagos (o más) no ve muy claras las bondades de que ambos trabajen fuera del hogar. En un principio, solo el 4,6% de la población abogaría por el confinamiento de la mujer a las labores domésticas pero, claro, las convicciones progresistas del resto no son un dogma de fe. Las de algunos terminan flaqueando a la vista de la conversión del 'niño-llave' en 'niño-caracol'. ¿Qué hay detrás de esa mutación? ¿Qué significa?
Pues que del chavalín que entraba y salía de casa, calentaba la comida en el microondas y saludaba a sus padres cuando ya estaba en la cama, se ha pasado al crío autosuficiente que vive inmerso en un mundo virtual de redes sociales y juegos 'online'. «Cuando se tienen varios hijos y ninguno de los padres está en casa, hay que organizarse a la perfección. ¡No es fácil, por supuesto que no! Pero a ver... ¿cuál es la alternativa? ¿Por qué tenemos que renunciar nosotras a nuestra vocación profesional? Los hombres, por regla general, jamás experimentan esa renuncia», se queja Ana Bujaldón, presidenta de la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias (FEDEPE). En su momento, esta empresaria madrileña cargaba con el bebé y lo tenía en el despacho cuando apenas superaba las tres semanas; e hizo lo mismo con el segundo hijo. Les dio el pecho hasta los tres meses y, como explica sin tapujos, «me los llevaba puestos para tenerlos a mano».
Mientras se abría camino en 1990 con su primer proyecto, ABS Publicidad, o cuando más tarde impulsaba Azul Comunicación, no pensaba más que en ir quemando etapas. En línea recta y con alegría. A estas alturas de la vida, con dos chicos adolescentes, de 19 y 14 años, se encuentra «más que satisfecha» pero sigue sin tirar la toalla. Desde muy jovencita, se acostumbró a valerse por sí misma -empezó a trabajar a los 16 años, al quedarse huérfana y con cuatro hermanos-, de modo que no se plantea bajar el pistón. Ni en sueños. Nació en 1964 y pertenece a una generación que «se niega a renunciar a nada».

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