martes, 18 de enero de 2011

LAS DOS VIDAS DE ELADIO JIMÉNEZ.


Este extremeño tuvo que cambiar su existencia radicalmente tras verse afectada toda su familia por el síndrome del aceite de colza.
Eladio Jiménez vive apartado en una casa a orillas del Gévora, un pequeño paraíso con un vergel de plantas inquietadas por antenas parabólicas y otros elementos de telecomunicaciones. Es un retiro voluntario tras una vida agitada, especialmente cuando en el año 1981 fue afectado por el síndrome del aceite de colza.
Nació mucho tiempo antes, en 1953, en Valdecaballeros, donde estaba destinado su padre, Miguel Jiménez. Éste fue teniente de la guardia de seguridad en la zona roja, durante la Guerra Civil, además de relojero y grabador artístico de la Real Academia de Bellas Artes de Mérida. Tras la contienda se dedicó de lleno a la relojería. Arreglaba los relojes de las torres de las iglesias para José María Álvarez Buiza, y uno de sus trabajos fue reparar el de la torre de la Villa, en Alburquerque, en el año 1952. Este pueblo le gustó y alquilaron una casa en la Plazuela de la Villa.
Su hijo Eladio empezó con 9 años a estudiar electrónica por correspondencia en la escuela Radio Maimo y, tres años después, montó el primer aparato de radio transistorizado que hubo en Alburquerque. Por esa misma época, colaborando con Radio Extremadura, preparaba las dedicatorias de discos que le encargaba la gente y después las remitía a la emisora. También montaba aparatos de radio Ondina, de los cuales vendió entre 400 y 500 en su casa. Con 13 años hizo un examen teórico y práctico de radio y telecomunicaciones para Amper Radio, en Madrid, y sacó el número 1. Marchó a Madrid para trabajar en la instalación y reparación de intercomunicadores, mientras obtenía el título de Técnico Especialista en Televisión, montando su primer aparato con solo 16 añitos, un televisor que aún existe hoy y funciona perfectamente. Está en el Museo de Tecnología, en Madrid.
En la misma calle de Legazpi, donde tenía su pensión, conoce a María Padilla, una guapa joven de Úbeda con la que contraería matrimonio seis años después. Trabajó 42 años en Amper Radio y tuvo un taller aparte por su cuenta.
En el año 1985, la Comunidad de Madrid le concedió el Laurel de Oro al Mérito al Trabajo. Pero cuatro años antes se produjo una circunstancia que cambió radicalmente su vida. Fue uno de los afectados por el aceite de colza desnaturalizado, que consumieron en casa de una hermana de Eladio. Su esposa y dos de sus hijos también contrajeron el síndrome tóxico.
Eladio Jiménez fue elegido presidente de la Asociación de Afectados y, a partir de aquí, salió a la luz su vena reivindicativa. Durante 21 años ha estado luchando por los derechos de este colectivo. La enfermedad le llevó a quedarse en 41 kilos de peso. Los huesos se le fracturan con facilidad. Lleva doce operaciones y actualmente está siendo tratado de un cáncer.
Al igual que miles de familias, han pasado por todo un calvario. En el año 1990 decidieron regresar a Alburquerque. Compró una parcela en Carrión. Hoy, a sus 67 años, disfruta de la naturaleza en su vergel. Nos enseñó cientos de fotografías de sus años de lucha a favor de los afectados por el síndrome tóxico. Y puso a funcionar su memoria intacta. Es lo único que parece no haber dañado la colza desnaturalizada. Eso y su habilidad para reparar aparatos de radio y televisión que le siguen llevando a su casa a orillas del Gévora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario