Salen a la luz miles de documentos, fotos y películas de JFK.
De entre todos los logros de John Fitzgerald Kennedy, uno ha sobrevivido con especial fuerza hasta nuestros días: con él, la política se convirtió de manera irreversible en algo más que gestionar y decidir, materias a menudo áridas que dependen de la inteligencia y la voluntad, y penetró también de manera decidida en el terreno del gustar, del quedar bien en las fotos y, sobre todo, del aparecer como es debido en las pantallas. JFK, esa sigla que suena a marca registrada, fue el primer presidente televisivo, una 'superstar' que combinaba su talento político con el atractivo de un cantante pop: su fotogenia y su habilidad con los eslóganes definían un producto perfecto, capaz de unir a un país e ilusionarlo en un proyecto común. Hoy, recordado en una eterna juventud debido a su muerte temprana y dramática, sigue siendo un icono reconocido y admirado, aunque mucha gente no tenga idea clara de lo que hizo en aquellos mil días de presidencia que arrancaron el 20 de enero de 1961, hace ahora cincuenta años.
Con ocasión de este aniversario, la Biblioteca Presidencial y Museo John F. Kennedy .foto con su hija. ha puesto en marcha una iniciativa de ambición sin precedentes, quizá porque no tendría tanto sentido con otros jefes de Estado o de Gobierno. La institución, con sede en Boston, emprendió hace cuatro años la tarea de digitalizar su colección, con resultados que están disponibles desde ayer en www.jfklibrary.org. Cualquiera puede acceder ya a 200.000 documentos escaneados, 1.500 fotografías, 72 bobinas de película y 1.245 grabaciones de discursos y conversaciones telefónicas del presidente. Y esto es solo la primera fase, porque los responsables de la biblioteca tienen intención de hacer accesible la mayor cantidad posible de su material, que incluye 8,4 millones de papeles personales de JFK, 400.000 imágenes y 9.000 horas de registros sonoros, en un proyecto que costará 7,5 millones de euros. «De ver crecer a mis hijos, sé que si algo no está en internet es como si no existiera», ha declarado Caroline Kennedy, la hija del presidente.
El telegrama de Harpo.
El material colgado reaviva la fascinación por una figura compleja, que aquí se muestra en su faceta pública: no hay nada sobre sus supuestas amantes, ni siquiera sobre Marilyn Monroe, ni tampoco es el lugar para repasar las teorías a veces novelescas sobre su asesinato, aunque resulta inevitable recordar ese trasfondo mientras navegamos por el océano de documentos. Hay de todo: desde un telegrama de felicitación de Harpo Marx por su llegada a la presidencia -«¿Necesita un arpista en su gabinete?», se ofrece el actor, representante del 'marxismo' más apreciado en Estados Unidos por aquella época- hasta conversaciones con Eisenhower o notas manuscritas por JFK durante la crisis de los misiles en Cuba -en una de ellas, por detrás, aparece la caligrafía de párvula de Caroline-, pasando por un borrador de su memorable discurso de toma de posesión, aquel en el que dijo «no preguntes lo que tu país puede hacer por ti, pregunta lo que tú puedes hacer por tu país».
De entre todos los logros de John Fitzgerald Kennedy, uno ha sobrevivido con especial fuerza hasta nuestros días: con él, la política se convirtió de manera irreversible en algo más que gestionar y decidir, materias a menudo áridas que dependen de la inteligencia y la voluntad, y penetró también de manera decidida en el terreno del gustar, del quedar bien en las fotos y, sobre todo, del aparecer como es debido en las pantallas. JFK, esa sigla que suena a marca registrada, fue el primer presidente televisivo, una 'superstar' que combinaba su talento político con el atractivo de un cantante pop: su fotogenia y su habilidad con los eslóganes definían un producto perfecto, capaz de unir a un país e ilusionarlo en un proyecto común. Hoy, recordado en una eterna juventud debido a su muerte temprana y dramática, sigue siendo un icono reconocido y admirado, aunque mucha gente no tenga idea clara de lo que hizo en aquellos mil días de presidencia que arrancaron el 20 de enero de 1961, hace ahora cincuenta años.
Con ocasión de este aniversario, la Biblioteca Presidencial y Museo John F. Kennedy .foto con su hija. ha puesto en marcha una iniciativa de ambición sin precedentes, quizá porque no tendría tanto sentido con otros jefes de Estado o de Gobierno. La institución, con sede en Boston, emprendió hace cuatro años la tarea de digitalizar su colección, con resultados que están disponibles desde ayer en www.jfklibrary.org. Cualquiera puede acceder ya a 200.000 documentos escaneados, 1.500 fotografías, 72 bobinas de película y 1.245 grabaciones de discursos y conversaciones telefónicas del presidente. Y esto es solo la primera fase, porque los responsables de la biblioteca tienen intención de hacer accesible la mayor cantidad posible de su material, que incluye 8,4 millones de papeles personales de JFK, 400.000 imágenes y 9.000 horas de registros sonoros, en un proyecto que costará 7,5 millones de euros. «De ver crecer a mis hijos, sé que si algo no está en internet es como si no existiera», ha declarado Caroline Kennedy, la hija del presidente.
El telegrama de Harpo.
El material colgado reaviva la fascinación por una figura compleja, que aquí se muestra en su faceta pública: no hay nada sobre sus supuestas amantes, ni siquiera sobre Marilyn Monroe, ni tampoco es el lugar para repasar las teorías a veces novelescas sobre su asesinato, aunque resulta inevitable recordar ese trasfondo mientras navegamos por el océano de documentos. Hay de todo: desde un telegrama de felicitación de Harpo Marx por su llegada a la presidencia -«¿Necesita un arpista en su gabinete?», se ofrece el actor, representante del 'marxismo' más apreciado en Estados Unidos por aquella época- hasta conversaciones con Eisenhower o notas manuscritas por JFK durante la crisis de los misiles en Cuba -en una de ellas, por detrás, aparece la caligrafía de párvula de Caroline-, pasando por un borrador de su memorable discurso de toma de posesión, aquel en el que dijo «no preguntes lo que tu país puede hacer por ti, pregunta lo que tú puedes hacer por tu país».
No hay comentarios:
Publicar un comentario