sábado, 15 de enero de 2011

UNA ESTRELLA EN EL SALÓN DE CASA.


Sé que te escondes
Respiro tu miedo
Conozco tu refugio
Y no existe cielo que te proteja
En esta caída inminente
Siento tu carne
tibia, lisa, perfecta
esperando ser poseída
entre contradicciones.
Dibujo tu cuerpo en mi mente
en mis cenizas
siento el deseo
atrapado en el miedo
latente único
y me preparo
a sumergirme en tus entrañas
mientras el fin
teje tu boca
Despierto y consigo mugre sobre mí.

El olor a sexo podrido me envuelve entre noches de soledad.

Un destello alumbra mi ceguera: oigo, huelo... las veo.

Nínfulas recorren mi despertar.

Chillidos... sus voces estridentes caen dentro de mi efímero ser.

¡ Estoy muy viejo para esto !... no hay respuesta.

Parece que mis instintos despertaran primero que mi mente.

( Si todavía existe ).

Me levanto respondiendo al morbo circundante.

Salgo y bajo a complacer mi carne.

Las niñas juegan y juegan,

no saben que un alma vendida a la noche está por acecharlas.

- ¡ Hey !, ¿ Quieres caramelos?

- ¡Si, por favor !

- Acompáñame al garaje, pues tengo muchos.

La llevé a mi coche ( piel canela, ojos verdes... sin que le importase un coño Bosnia o Etiopia). Estaba ( cual malvado) por consumir el Dantesco acto.

La agarré del cuello y empezó a gritar, yo saqué mi culebra púrpura y mi lengua impregnada de alcohol... Pero, ¡ Infames infantes !; llegaron sus ángeles azules, ajusticiándome con alas de madera y sirenas del Diablo... ¡ nunca consumí su púber carne !

Ahora, atrás de estas rejas, mi libido esta acabado.

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